Introducción
La instalación de irrigación de un jardín debe garantir un correcto y completo riego de todos los diferentes tipos de plantas presentes en su área competente, evitando al mismo tiempo los derroches de agua. Este resultado se realiza desde la fase del proyecto de la instalación, donde se planifican la tipología de la instalación, el número de componentes necesarios para su funcionamiento, el número de áreas irrigables.
La irrigación enterrada es la que mejor se presta a las exigencias de riego de un jardín. Ya sea porque no altera la estética de vuestro espacio verde y permite regar diversos cultivos sin eccesivo desperdicio de agua. Se le llama enterrada porque la cañería se posiciona debajo de la tierra, después de haber realizado las excavaciones. A estos caños se conectan los diversos aspersores pop-up. La instalación se acciona desde una central que abre y cierra los varios aspersores. La premisa precedente, nos permite comprender que un sistema de riego de este tipo va debidamente estudiado, analizado y proyectado. El proyecto de una instalación de riego enterrado se compone de diversas fases, o sea, el proyecto de factibilidad, es decir, a través de un diseño planimétrico del jardín, la excavación y el posicionamiento o instalación de los varios componentes de la instalación.
Fases del proyecto
El proyecto de la instalación se compone de diversas fases, iniciando por la individualización de la superficie para regar, que puede ser pequeña, mediana o grande. Estas dimensiones determinarán, en efecto, el tipo de irrigación para implementar. Será necesario comprender las características del terreno sobre el cual crecen vuestras plantas y el tipo de clima. Se trata de factores que inciden muchísimo en la elección del tipo de instalación, sobre el número de accesorios a utilizar, sobre la cantidad de agua necesaria para regar de manera completa y eficiente. Cuando la superficie se transforma en media o grande, con una presencia muy variada de especies vegetales, entonces la irrigación automática es la solución ideal.
El área para regar, en nuestro caso, el jardín, se diseña en escala, contando exactamente los confines, la casa, la posición de los varios elementos del espacio verde, o sea, los árboles, eventuales arbustos, canteros, senderos, las tomas de agua, las zonas para regar y cada uno de los posibles obstáculos. Para hacer esto es aconsejable utilizar PRO Landscape Planner, pues la página de trabajo es una hoja de papel millimetrado. El área asì representada se subdivide en zonas, procedimiento necesario para adaptar el riego a las diversas especies de plantas presentes: cada zona está controlada por una electroválvula que, comandada por una central, abre y cierra el agua, en función del programa impuesto. El número de las zonas varía en base a la superficie, a la extensión de vuestro espacio verde y a la cantidad de agua disponible.
En la planimetría se preveen también los espacios para las futuras modificaciones del jardín, en caso que se decidan agregar otras especies vegetales. El impianto de riego enterrado no se puede modificar fácilmente ni transportar fuera de la terra por lo menos sin tener que excavar y tener que cubrir las excavaciones precedentes. Evaluar estas dinámicas en el espacio de la planimetria permite evitar futuras molestias vinculadas a las modificaciones de la instalación. En el diseño planimétrico es útil también anotar la cantidad de agua y la presión necesaria para el funcionamiento del sistema.